El 40% de los casos de demencia se podrían prevenir o retrasar

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Desde hace años, el número de personas mayores, incluyendo aquellas que padecen demencia, está creciendo. Sin embargo, la asociación concreta entre edad y demencia tiende a disminuir, posiblemente gracias a mejoras en la educación, nutrición, cuidados sanitarios y cambios en el estilo de vida.


Cada vez hay más evidencia científica sobre los factores de riesgo de demencia modificables más importantes, que inciden tanto en su aparición como en su desarrollo1:

  • Bajo nivel educativo.
  • Hipertensión arterial.
  • Tabaquismo.
  • Obesidad.
  • Diabetes.
  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Sedentarismo.
  • Depresión.
  • Traumatismos craneales.
  • Sordera.
  • Falta de contactos sociales.
  • Contaminación del aire.

El potencial de prevención es alto y podría ser mayor gracias a estos 12 factores modificables, que explican el modelo de curso de aparición y desarrollo de la prevención de la demencia. De manera agrupada, estos factores inciden en la aparición de alrededor del 40% de las demencias en todo el mundo que, teóricamente, podrían prevenirse o retrasarse, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos (PIBM), que son aquellos donde la demencia está más presente1.

Así, queda patente la importancia de controlar las enfermedades crónicas y de apostar por un estilo de vida más saludable. Nunca es demasiado pronto para iniciar la prevención de la demencia: la disminución de estos factores de riesgo debe iniciarse y continuarse en todas las edades y durante toda la vida.

Actuaciones de prevención

Las iniciativas preventivas de la demencia implican tanto a políticas sanitarias y programas de salud como a la participación y corresponsabilidad de cada una de las personas en el mantenimiento de su propia salud. En concreto, se recomiendan como prevención de la demencia diversas actuaciones, para ser aplicadas y mantenidas durante toda la vida1:

  • Proveer de educación primaria y secundaria a toda la población infantil y adolescente.
  • Mejorar la salud auditiva, proteger de la exposición a ruidos excesivos (trauma acústico) en todas las edades y utilizar audífonos cuando sea necesario.
  • Evitar el consumo de tabaco y ayudar en la cesación del hábito tabáquico.
  • Limitar el consumo de alcohol.
  • Mantener una presión arterial dentro de los parámetros considerados como normales, aplicando estilos de vida correctos y tratamiento cuando sea oportuno.
  • Prevenir los traumatismos craneales.
  • Reducir la exposición a la contaminación del aire, incluyendo el tabaquismo pasivo.
  • Controlar la aparición y realizar el tratamiento integral de la diabetes.
  • Controlar otros posibles factores de riesgo de aparición de demencia, como la salud del sueño y mejorar la salud general de todas las personas.

Las evidencias científicas muestran que se pueden definir predictores clínicos de la aparición de demencia, como la velocidad de la marcha (con o sin realizar otras tareas a la vez), la fuerza de prensión en la mano, la fragilidad, la presencia de síntomas neuropsiquiátricos, los problemas del sueño y el deterioro de la audición. Estos son marcadores no-cognitivos que pueden ayudar a identificar aquellas personas en riesgo de deterioro cognitivo y demencia2.

Para aquellas personas que ya presentan demencia, las recomendaciones básicas de cuidados pueden ser:

  • Ofrecer una aproximación de cuidados multidisciplinares y que comprenda todas las dimensiones de la persona tras el diagnóstico (dimensiones física, mental y social).
  • Manejo apropiado de síntomas neuropsiquiátricos con intervenciones multicomponentes.
  • Cuidado de las personas que cuidan al paciente, ya sean profesionales o familiares próximos no profesionales.
  • Uno de los factores modificables de demencia más importantes, especialmente de enfermedad de Alzheimer es el ejercicio físico. Debido al confinamiento y a la disminución de la actividad física durante la pandemia de COVID-19, se calcula que los niveles de inactividad han aumentado en un 30% en todas las personas, lo que puede llegar a tener grandes consecuencias negativas en la prevención de la demencia3.

En las circunstancias actuales y en el futuro próximo en que la pandemia por COVID-19 se esté controlando, será de gran importancia reducir todos los factores de riesgo modificables en todas las personas como prevención de la demencia a todas las edades. Con ello se podrán prevenir buena parte, o retardar, la aparición de las demencias o en aquellas personas que ya presenten esta patología podría hacerse todo lo posible por enlentecer la evolución de la enfermedad.

 

 

Referencias:

1 Prof. Gill Livingston et al. Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Comission. The Lancet. July, 2020. 

2 M. Montero et al. CCCDTD5 recommendations on early non cognitive markers of dementia: A Canadian consensus. Alzheimer association. October, 2020. 

3 Dr. Patrick Müller et al. COVID-19, physical (in-activity, and dementia prevention). Alzheimer Association. October, 2020.