Fragilidad en las personas mayores: cómo prevenirla

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Descubre cómo ayudar a prevenir la fragilidad en personas mayores– Adeslas Salud y Bienestar

En este post vamos a hablar de la fragilidad en las personas mayores, cuáles son las principales características de las personas que la padecen y cómo detectarla y prevenirla. 


España es uno de los países con la esperanza de vida más alta del mundo, situándose en 83,1 años1. Este aumento de la edad media de la población también comporta un aumento del número de casos de fragilidad. De hecho, en la actualidad, en todo el mundo, el 7 % de la población mayor de 65 años y más del 20 % de los seniors de más de 80 años, son personas frágiles, lo que hace que también aumenten las necesidades de atención a largo plazo. Para lograr que el sistema sanitario siga siendo sostenible y cumplir el Objetivo 3 “Salud y Bienestar” de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, es necesario que el aumento de la esperanza de vida esté alineado con el mantenimiento de un buen estado de salud a lo largo de la vida2,3.4

¿Qué es la fragilidad? 

La fragilidad es un deterioro progresivo caracterizado por una disminución de la fuerza y la resistencia, un aumento de la vulnerabilidad a los factores de estrés y del riesgo de dependencia, deterioro funcional, hospitalización y mortalidad de las personas ancianas. Este síndrome puede ser consecuencia de determinadas enfermedades o afecciones médicas, pero la disminución de la capacidad funcional puede retrasarse o evitarse si se detecta a tiempo y se trata2-5

La salud de las personas mayores debe medirse más por las funciones fisiológicas que por grados de enfermedad en sí. Hay diferentes características que se asocian con la posibilidad de padecer fragilidad2,3,4

  • El sexo femenino.
  • La edad.
  • La multimorbilidad (padecer dos o más enfermedades crónicas).
  • El riesgo de depresión.
  • La diabetes.
  • Las enfermedades cardiovasculares.
  • Los desequilibrios hormonales.
  • La obesidad.
  • La salud bucodental.
  • La mala calidad de vida.

Cómo detectar y prevenir la fragilidad en las personas mayores

La detección precoz y el diagnóstico de la fragilidad son fundamentales para su abordaje, tanto desde la atención primaria como desde otros servicios asistenciales2. Para detectar si una persona padece fragilidad, debe cumplir tres o más de los siguientes criterios4

  • Pérdida de peso no intencionada de más de 4,5 kg con respecto al año anterior.
  • Bajo nivel de energía y resistencia para llevar a cabo las actividades cotidianas, que suponen un gran esfuerzo para la persona frágil.
  • Bajo nivel de actividad física con un gasto calórico de menos de 270-380 Kcal semanales, en mujeres y hombres respectivamente. 
  • Lentitud al andar
  • Fuerza prensora muy baja.

También se utilizan otras escalas para determinar la presencia de fragilidad, tales como2,3

  • Prueba Corta de Desempeño Físico (SPPB): es una prueba que evalúa tres componentes, el equilibrio, la velocidad de la marcha y levantarse y sentarse en una silla. La puntuación total va de 0 a 12 y una puntuación inferior a 10 indica fragilidad.
  • Índice de Barthel: evalúa el estado funcional de la persona a partir de diez actividades básicas de la vida diaria, tales como comer, asearse, vestirse, micción y deposiciones, traslados, deambulación y subir escaleras. Se utiliza a menudo para evaluar el grado de dependencia.
  • Índice de Katz: también evalúa el estado funcional y la dependencia a partir de seis actividades de la vida diaria: baño, vestirse, uso del servicio, movilidad, continencia y alimentación.
  • Escala de Incapacidad de Cruz Roja: mide las actividades básicas en una escala de 0 a 5, siendo 5 la máxima dependencia. Se centra principalmente en la movilidad y la continencia.

Prevenir la fragilidad contribuye a mantener la autonomía y la independencia a medida que se envejece, lo que permite una buena calidad de vida en la vejez. Para ello, se recomienda2,3,4

  • Ejercicio físico regular: para mantener la masa muscular. Preferiblemente, el entrenamiento será multicomponente, es decir, que combine ejercicios aeróbicos con otros de fuerza, movilidad y equilibrio, siempre adaptados a las características de cada persona. 
  • Alimentación saludable: hay una estrecha relación entre la salud y la alimentación. Por eso, es necesario mantener una dieta saludable y variada, como la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, hidratos de carbono complejos, proteínas, lácteos y legumbres. Las personas mayores deben realizar una revisión anual de peso para evitar el riesgo de malnutrición.
  • Revisión de la medicación: para optimizar la medicación o suprimirla cuando sea posible.
  • Vitamina D: en personas mayores frágiles, en riesgo de malnutrición o con riesgo de caídas se debe valorar la necesidad de suplementación de esta vitamina, bajo prescripción médica.
  • Prevención del deterioro cognitivo: manteniendo un buen nivel de la actividad física y mental, y las relaciones sociales, cuidando la vista y el oído, y manteniendo activa la memoria5.

La promoción de la salud y la prevención de enfermedades coordinadas con las personas mayores y con sus familias logra mejorar las condiciones asistenciales, permitiendo así mantener un crecimiento de la edad poblacional2

 

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Referencias: 

Esperanza de vida. INE. Consultado en marzo, 2023. 

2Actualización del documento de consenso sobre prevención de la fragilidad en la persona mayor. Ministerio de Sanidad. Mayo, 2022. 

3El libro blanco de la fragilidad. SEMEG. Consultado en febrero, 2023. 

4Fragilidad y nutrición en el anciano. SEGG. Consultado en febrero, 2023. 

5El anciano frágil. Comunidad de Madrid. Consultado en febrero, 2023. 

Recomendaciones para evitar el Deterioro Cognitivo. Comunidad de Madrid. Consultado en marzo, 2023.