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Dermatitis seborreica y costra láctea: ¿por qué aparecen y cómo actuar?

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Dermatitis seborreica y costra láctea - Adeslas Salud y Bienestar

La costra láctea es muy común en los primeros meses de vida, pero no todos los padres saben cómo enfrentarse a ella. En este episodio de Sin Cita Previa te contamos qué es, cuál es su causa, si hay que tratarla y cómo se diferencia de la dermatitis seborreica en niños mayores.

¿Qué es la costra láctea y por qué se produce?

La costra láctea es el término coloquial para referirnos a la dermatitis seborreica infantil localizada en el cuero cabelludo. Se caracteriza por la presencia de escamas gruesas, amarillentas o blanquecinas, adheridas y a menudo con aspecto graso, que pueden acompañarse de eritema subyacente. Es una patología benigna, autolimitada y frecuente en lactantes, especialmente en los primeros meses de vida, con una prevalencia que puede alcanzar hasta el 44% en menores de 12 meses, siendo más común en menores de 3 meses.

La causa exacta de la costra láctea no está completamente esclarecida, pero se considera que resulta de una combinación de factores:

  • La actividad aumentada de las glándulas sebáceas es estimulada por hormonas maternas que el bebé recibe durante el embarazo, con la consiguiente sobreproducción de sebo.
  • La colonización cutánea por levaduras del género Malassezia.
  • Una respuesta inflamatoria local.

No tiene relación con la leche materna o de fórmula, tampoco se asocia a mala higiene, alergias alimentarias, ni al tipo de champú utilizado.

Síntomas y tratamiento de la costra láctea

A menudo debajo de las escamas de la costra láctea, nos podemos encontrar con una zona eritematosa. Generalmente no hay prurito ni molestias a nivel de otros sistemas del organismo, el lactante suele estar asintomático fuera de lo que son las lesiones cutáneas.

En casos más extensos, puede haber afectación de otras áreas seborreicas como pueden ser las cejas y los pliegues retroauriculares.

Tiende a desaparecer sola antes del primer año de vida, pero si es muy llamativa o impide el crecimiento del pelo, conviene tratarla.

El tratamiento de esta patología benigna y autolimitada se basa principalmente en medidas conservadoras. En primer lugar, se pueden utilizar emolientes suaves, como el aceite mineral, vaselina o aceites vegetales, aplicados para ablandar las escamas, seguidos de lavado suave y remoción mecánica con un cepillo blando o peine fino. En la mayoría de los casos, estas medidas son suficientes.

Si la respuesta a esta primera línea de tratamiento es insuficiente o hay inflamación significativa, pueden considerarse la aplicación de corticoides tópicos de baja potencia (hidrocortisona 1% en crema o loción, por períodos cortos de hasta 1-2 semanas) siempre y cuando estén prescritas por el equipo sanitario responsable.

En casos excepcionales, se han utilizado champús antifúngicos (por ejemplo, bifonazol 1%) con buena tolerancia y eficacia. No se recomienda el uso rutinario de antifúngicos tópicos ni de corticoides potentes en lactantes.

Las escamas no se deben rascar o arrancar con la mano, ya que esto puede dañar la piel.

La dermatitis seborreica en niños mayores o adolescentes

La dermatitis seborreica en estos grupos de edad suele manifestarse como escamas finas o gruesas, blanquecinas o amarillentas, de aspecto graso, acompañadas de eritema y frecuentemente prurito.

Las lesiones suelen estar localizadas no sólo en el cuero cabelludo sino también en áreas seborreicas como la cara (especialmente surcos nasolabiales, cejas, y entre ellas y la raíz de la nariz), conducto auditivo externo, parte superior del tronco y pliegues.

La afectación puede ser más crónica, con tendencia a recurrencias y exacerbaciones, a diferencia del curso autolimitado en lactantes.

No es contagiosa ni tampoco está relacionada con la higiene. Se trata de una inflamación crónica de la piel, con un impacto psicosocial importante, influida por varios factores:

  • Proliferación del hongo Malassezia (que todos tenemos en la piel).
  • Mayor actividad de las glándulas sebáceas inducidas por los andrógenos.
  • Predisposición genética.
  • Estrés.
  • Cambios hormonales.

Tratamiento de la dermatitis seborreica

A diferencia de la costra láctea, la dermatitis seborreica sí requiere tratamiento cuando provoca molestias o problemas de tipo psicosocial.

La primera línea de tratamiento para el cuero cabelludo son los champús con agentes antifúngicos (como ketoconazol, sulfuro de selenio o piritionato de zinc), usados 2-3 veces por semana hasta el control y luego de forma intermitente para mantenimiento. Para lesiones en cara y otras áreas, los antifúngicos tópicos (crema de ketoconazol o ciclopirox) son eficaces y seguros para uso prolongado.

En casos con inflamación significativa, se pueden emplear corticoides tópicos de baja o media potencia (hidrocortisona, desonida, triamcinolona) en cursos cortos (1-2 semanas) para controlar brotes, evitando el uso prolongado por riesgo de atrofia de la piel y otros efectos adversos. Los inhibidores de la calcineurina tópicos (tacrolimus, pimecrolimus) son una alternativa útil en áreas sensibles (cara, pliegues) o cuando se requiere tratamiento recurrente, con eficacia comparable a los corticoides y perfil de seguridad aceptable.



 

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Referencias:

1Costra láctea y dermatitis seborreica, de Sin Cita Previa con Dos pediatras en casa. Junio, 2025.